Nuestro país asiste hoy al levantamiento de múltiples clamores sociales frente a una legislación que “concede” derechos sobre el agua, sin “reconocer” ni respetar aquellos previamente existentes en las comunidades que la usan y sin atender a las prioridades vitales que deberían definir la gestión de los recursos hídricos a lo largo del territorio. Desde los 80 vemos cómo se privatizan ríos, manantiales o aguas subterráneas, y ya incluso hay quienes proponen, sobre la base del dogma del mercado, la privatización de las costas o de lechos marinos.
Esto no sólo constituye un atropello a las comunidades y economías locales y ribereñas que viven y dependen de esos manantiales o costas, sino que afecta la integridad de la sociedad y el mandato divino de ordenarnos en pos del bien común, la generosidad y el goce con respeto de la Creación.
Dados los nuevos imperativos que enfrenta la humanidad y el país, en el contexto de los cambios climáticos que ya se expresan en el territorio, la Iglesia Católica asume la necesaria misión de promover una nueva cultura del agua, en vista de que nuestra sociedad incorpore la máxima participación ciudadana y avance en la materialización de un nuevo marco legal, que reconozca y respete los derechos que todos tenemos sobre el agua e integre la necesaria gestión pública de este recurso vital.
Juan Luis Ysern de Arce Obispo emérito de Ancud Presidente de Caritas Chile
Fuente: "La Tercera"
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