Laguna Negra, a 2.700 m de altura, fue elegida por tener
medioambiente similar al de Marte y Titán.
Desde Santiago, toma cerca de tres horas llegar hasta laguna
Negra, a 2.700 metros de altura, en plena cordillera de los Andes. La
alternativa es subir en camioneta, pero 800 metros antes de llegar es
obligatorio caminar bajo el clima de montaña que, en verano, provoca
temperaturas que superan los 30° C, y de noche, puede llegar a los -15° C. El
lugar, contiguo al glaciar Echaurren -fuente del agua potable de Santiago-, es
de otro mundo. Y no sólo por su belleza, sino porque se asemeja al paisaje que
alguna vez hubo en Marte (cuando tenía agua en la superficie) o a lo que podría
encontrarse en Titán, la mayor de las lunas de Saturno, ubicada a cerca de dos
mil millones de kilómetros de la Tierra.
Esta luna es la única que posee atmósfera, lluvia y grandes
mares y lagos, aunque no de agua, sino de metano. Los expertos creen que podría
albergar vida microbiana, lo que la convertiría en el primer lugar fuera de la
Tierra en tenerla.
Por eso, un equipo de investigadores liderados por la
geóloga planetaria Nathalie Cabrol, del Seti Institute y del centro de
investigación de la Nasa (Ames Research Center), eligió laguna Negra para
probar el Planetary Lake Lander (PLL), un robot explorador acuático que ha
estudiado el lugar desde fines de 2011. Su meta: conseguir información que
permita definir cómo mejorar la tecnología de exploración, con miras a la
misión que la Nasa tiene en agenda para enviar un rover a los lagos de Titán.
En la investigación también participan científicos
españoles, austríacos y chilenos. Estos últimos aprovechan el lander para
estudiar el medioambiente del lugar, afectado por el rápido derretimiento del
glaciar. “Hemos enviado rovers a Marte y a la Luna en el pasado, pero nunca se
ha enviado un robot para explorar un lago a cerca de dos mil millones de
kilómetros, y necesitamos saber qué hacer para conseguir una misión exitosa.
Aquí tenemos un lago grande y profundo que nos permite simular una misión a Titán”,
dice Cabrol a La Tercera.
Robot autónomo
El objetivo es encontrar nuevas formas de exploración, pues,
a tanta distancia, comandar un robot es más complicado que hacerlo en la Luna o
Marte.
La rutina de una misión en otro planeta incluye el envío de
órdenes desde la Tierra para que el rover las ejecute. Pero en el caso de
Saturno, una orden puede tardar varias horas en llegar. “Estudiamos qué hacer
para crear un robot que pueda pensar un poco por sí mismo y tomar decisiones
sobre el medioambiente que lo rodea. Saber cuándo tomar muestras y qué muestras
tomar. Básicamente, que no espere que los humanos le digan qué hacer”, dice
Cabrol.
Por eso, en la última campaña de diciembre pasado, los
expertos de la Nasa programaron el robot para que funcione solo durante todo
2013, pruebe que es capaz de enviar datos a California y que es una máquina
inteligente. La idea es que cuando el programa hacia Titán se concrete, el
vehículo no sólo pueda sobrevivir al bajar hacia la superficie de la luna de
Saturno, sino flotar en sus lagos y desplegar una serie de instrumentos que
midan factores meteorológicos, fotografíen bajo el agua y evalúen los niveles
de moléculas orgánicas.
Cambio climático
Para calibrar los instrumentos del lander y probar la
transmisión de sus datos desde laguna Negra al centro Ames, en California, los
investigadores están aprovechando su potencial para estudiar los efectos del
cambio climático en el retroceso del glaciar Echaurren, ubicado a un costado de
la laguna y que se reduce 12 metros por año. “La misión de la Nasa también
permitirá analizar cómo esto afecta a la microbiota (conjunto de
microorganismos que se pueden encontrar en un hábitat determinado) del lago,
para determinar el impacto de las desglaciaciones”, dice Cecilia Demergasso,
directora del Centro de Biotecnología de la U. Católica del Norte, socios
científicos del proyecto.
En 2012, durante la segunda campaña, mapearon la laguna
completa y determinaron que tiene hasta 300 metros de profundidad y que es tan
transparente que a los 15 metros aún llegan rayos UVA y UVB, que son
biológicamente dañinos, aunque la radiación llamada “buena” y que es usada en
la fotosíntesis puede llegar aún más profundo. “Al tener una mejor idea de la
biodiversidad, de los organismos que viven ahí, podemos tener una mejor
comprensión de cómo los cambios impactan. Con el cambio climático, un montón
más de hielo se va a derretir, en el lago habrá más agua y, con ello, más
erosión y transporte de sedimentos, que afectan la transparencia del lago y su microvida”,
dice Cabrol.
La misión del lander termina a fin de año. “La idea es que
esté los 12 meses y que demuestre que es autónomo”, dice Antonio Serrano,
investigador de la UCN.
FUENTE: http://www.latercera.com/noticia/tendencias/2013/01/659-503457-9-nasa-prueba-en-san-jose-de-maipo-robot-para-futura-mision-a-luna-de-saturno.shtml
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