lunes, 3 de junio de 2013

Quién es el "super" de Medio Ambiente que vigila a mineras, salmoneras y eléctricas

Uno de sus focos es frenar la elusión ambiental, es decir, las actividades que operan sin tener ningún permiso. Valeria Ibarra


"Eran tan pobres que ni siquiera estaban en los registros de pobreza oficiales... estaban aislados, fuera del mapa de la gente que necesita ayuda". Eso es lo que más le impresionó a Juan Carlos Monckeberg (36 años, geógrafo y primer superintendente de Medio Ambiente) en su trabajo de 13 meses con los recolectores de algas de Lebu, en el golfo de Arauco, hace once años. Ahí, entre el barro y el mar, en el "paisaje potente" de Isla Mocha, Chimpe, Morguilla y Millongue, haciendo el "Servicio País" de la Fundación para la Superación de la Pobreza, se dio cuenta de que quería trabajar en el sector público.
Lo logró. Pero primero estudió (tiene un magíster en Derecho Ambiental en la U. de Chile), se fogueó en una consultora ambiental (Jaime Illanes Consultores), trabajó en una hidroeléctrica (la australiana Pacific Hydro) y luego entró al sector público, como jefe de fiscalización del Sistema de Evaluación Ambiental. Hoy tiene en vilo a la mayor productora de oro del mundo, Barrick Gold, por haberle cursado una multa de US$ 16,4 millones y paralizar su proyecto más emblemático, Pascua Lama. Y consiguió que salmoneras, eléctricas, mineras y gran parte de las empresas estén inquietas por su cumplimiento ambiental.
¿Sanción ejemplificadora? "Es evidente que al aumentar las sanciones en cerca de 240 veces, la intención del legislador con la nueva ley fue generar un efecto disuasivo", comenta. Las sanciones máximas pasaron de $20 millones a $4.800 millones.
Monckeberg es el primer superintendente de Medio Ambiente, aunque aún es subrogante mientras la Alta Dirección Pública dilucida si se queda o no en una organización que debutó en enero de 2013 y a la que llegó en junio de 2012 para ponerla en marcha. En sus cinco meses de vigencia, la SMA ha infraccionado a tres salmoneras, multó y paró a la minera Pascua Lama y se prepara para fiscalizar las emisiones de las termoeléctricas.
Admite que las compañías no estaban preparadas para esta nueva entidad. "Yo creo que no han leído la ley", comenta. Porque el organismo que dirige es una especie de "policía ambiental", que tiene instrumentos y equipos sofisticados para detectar infracciones, una fuerza de 90 funcionarios altamente especializados y la colaboración de todas las otras superintendencias (servicios sanitarios, electricidad, salud, etc.) así como de la brigada de delitos ambientales de la PDI, el SAG, etc.
Para entrenarse han recurrido a la agencia extranjera con más experiencia: la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. "Nos capacitaron sobre las emisiones de termoeléctricas", comenta. Y cuentan con la ayuda de la Agencia Espacial Europea para usar un radar -cuya potencia traspasa las nubes y pueden fotografiar in situ las infracciones- que les ha servido, por ejemplo, para pillar a una salmonera que operaba un kilómetro más lejos de dónde le correspondía. O a una empresa de áridos que mientras tramitaba su permiso ambiental extrajo todo el material que había en la zona.
Juan Carlos Monckeberg se ha encontrado con muchas sorpresas en su labor. Y lo que más lo abruma es la cantidad de empresas que están en "evasión ambiental", es decir, "que ni siquiera operan con permisos ni Resolución de Calificación Ambiental". Las hay de todo tamaño y de todos los sectores. "Es muy complejo y esa situación me quita el sueño", cuenta.
También descubrió que muchas compañías diseñan sus proyectos para sortear la evaluación ambiental. Por ejemplo, las mineras deben hacer este trámite cuando producen más de cinco mil toneladas, pero hacen un proyecto de 4.999 toneladas. Esas iniciativas "en el límite" son ahora monitoreadas.
Monckeberg cree que si bien la legislación ambiental es muy reciente, "Chile ha avanzado mucho en regulación ambiental" y el Ministerio ha hecho "un esfuerzo muy grande en generar nueva normativa, como la reforma a las termoeléctricas y ahora a las fundiciones". Pero, admite, "queda esperar que la situación mejore en términos de protección al medio ambiente".
Geógrafos al poder
Viene de una familia de médicos: su abuelo, ginecólogo; su padre, dermatólogo, y su tío abuelo, pediatra. Es el célebre Fernando Monckeberg, responsable del fin de la desnutrición infantil en Chile. Aunque la medicina no fue su opción profesional, sí lo marcó. "Mi padre trabajó toda la vida en un hospital público y me di cuenta de que realizaba una labor en condiciones bastante difíciles, pero que era muy necesaria por el impacto que tenía en sus pacientes", cuenta al explicar por qué le gusta el servicio público.
Le gusta ser geógrafo. "La geografía le aporta al país". Al consultarle sobre Camila Vallejo, candidata a diputada por el PC y egresada de geografía, opina que "feliz que haya más geógrafos en distintas posiciones, para que aporten con su mirada más integradora".
 El clan Monckeberg y la política
Los Monckeberg conforman un clan político, porque es primo de Nicolás y sobrino de Cristián Monckeberg, ambos diputados de RN. Juan Carlos, en cambio, no tiene militancia política y no le interesa tenerla. "El servicio público es una función con la cual tengo una alta valoración, pero no tengo interés en una carrera política", señala. "Mi desafío personal es que esta institución se gane el prestigio ante la ciudadanía y los regulados por su calidad técnica, por actuar con fundamentos, apegados a la ley y sin consideraciones políticas", señala.

Fuente: http://diario.elmercurio.com/2013/06/02/economia_y_negocios/enfoques/noticias/7225dfca-25cd-4e56-9ded-7307824b55ed.htm

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