Puyehue hará sus primeros envíos a Australia a fines de este año. Además, para 2010 prevé llegar a Estados Unidos, Rusia y hasta China.
Claudia Ramírez Friderichsen
"Es un negocio difícil", reconoce Verena Romeny, gerenta comercial de Agua Mineral Puyehue.
El mercado de las aguas en nuestro país está apenas desarrollándose. En los dos últimos años, el consumo anual de aguas embotelladas subió desde nueve hasta 13,5 litros per cápita. Una diferencia abismante con países de Europa, en donde se superan los 280 litros per cápita al año.
Ante este escenario, "el crecimiento para nosotros vendrá dado absolutamente de la mano de las exportaciones", dice la ejecutiva a la cabeza de la compañía que pertenece al holding Transoceánica.
En diciembre la compañía planea hacer su primer envío de aguas a Australia y el próximo año se sumarían a la internacionalización destinos como EE.UU., Rusia, Singapur e incluso China. La idea es competir "de tú a tú" en esos mercados con aguas de extensa tradición, dados los buenos resultados de Puyehue en catas internacionales, según comenta Romeny.
Si bien queda un buen camino por recorrer en Chile, los resultados del año son alentadores, dicen en la empresa. Entre septiembre de 2008 y mayo de 2009, las ventas medidas en volumen crecieron 30%, en especial en hoteles y restaurantes premium .
Claudio Varela, gerente de ventas de Puyehue, asegura que los crecimientos vienen dados por la "necesidad de una imagen de agua nacional premium que compitiera en términos de precio con las aguas minerales internacionales en ese segmento".
Hoy, la planta de la Región de Los Lagos tiene una capacidad de seis millones de litros al año. Las ventas de 2009 superarían los 2,5 millones de litros. El plan, cuentan los ejecutivos, es trabajar a capacidad plena en cinco años más. Esto es, superar los seis millones de litros producidos, tanto para el consumo nacional como internacional en el próximo lustro.
Agua Mineral Puyehue es una empresa del holding Transoceánica, fundada en 1940 por Guillermo Schiess, padre de Christoph Schiess.
Fuente: "El Mercurio"
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