Con un precio de $3.500 la botella en tiendas gourmet , Ice Swan busca competir con las mejores del mundo
Marisa Cominetti
De Rogers Waters a Guillermo Luksic, del Presidente Sebastián Piñera al ministro de Hacienda, Felipe Larraín. Así de diverso, pero a la vez selecto, fue el reducido grupo de personas que probaron previo a su lanzamiento Ice Swan, la primera agua chilena ultra premium que se obtiene en la Patagonia y que hace unas semanas debutó en el país.
Se trata de un proyecto único y que tardó casi cuatro años en concretarse, de la mano de cuatro socios: Gladys Romero, Juan Enrique Benítez, Marilú Viejo y Alberto Chang. Y todo con un objetivo claro: competir con las mejores aguas embotelladas del mundo.
Su estreno hasta ahora ha sido exitoso, según cuenta Juan Enrique Benítez, socio y gerente general de Ice Swan. La primera producción salió a fines de febrero, y ya está siendo comercializada en exclusivos restaurantes de Santiago.
Pero Ice Swan no es sólo agua de la Patagonia. Es un proyecto integral que mezcla en sí mismo música, diseño e historia. Todos los ingredientes que, según Benítez, son claves para entrar al mercado del lujo del agua embotellada.
"Las aguas ultra premium son sumamente cotizadas en el mundo. Es un negocio que crece de 12 a 14% anual, porque hay una necesidad de origen, de encontrar productos que vengan de lugares remotos, y ojalá con una aventura épica", dice.
A principios de año llegó el primer container a Santiago, con 200 cajas de la llamada "cosecha Vivaldi". Esta es otra característica que distingue a Ice Swan, ya que es la única certificada por el científico japonés Masaru Emoto, que postula que el agua tiene "memoria" y que adquiere características singulares con la música. Para la primera producción se eligió a Antonio Vivaldi y su conocida Las Cuatro Estaciones, entre otras.
La empresa envió muestras a EE.UU., Barcelona, Madrid, Alemania, Emiratos Árabes (Kuwait y Barein). Además, los han contactado distribuidores de China y Rusia. "Estamos pidiendo US$ 45 la caja para que llegue la botella a US$ 12 a la mesa de un buen restaurante de EE.UU. o Europa", indica Benítez.
En tiendas gourmet , el precio mínimo de venta a público es de $3.500 la botella de 750 cc.
Para este año esperan vender las 200 mil cajas que producirá la planta, capacidad que irán aumentando a medida que incorporen nuevos mercados.
Espíritus alados
De tantos viajes y documentales, la intención de potenciar la Patagonia siempre estuvo presente en la mente de Juan Enríquez Benítez. Pero no fue sino hasta 2008 que empezó a aterrizar esa idea. Ese año inició un recorrido a caballo por la zona en busca de las aguas glaciares que provienen de los deshielos para poder capturarlas. En eso estuvo por un año, hasta que encontró una cascada en el fiordo Queulat, Coyhaique, donde las aguas bajaban de manera natural por napas subterráneas. Estaba, además, al lado de la carretera y con derechos de agua.
Se asoció con Gladys Romero, empresaria pesquera; Marilú Viejo, de NH Aceros, y Alberto Chang, del grupo Arcano. Construyeron una planta en medio del bosque patagónico, cubierta por fuera de vidrio negro templado, que refleja el entorno y los cambios de luces del día y la noche. En el interior hay varios parlantes para envasar el agua con música clásica, de acuerdo a la teoría de Masaru Emoto, quien afirma que el agua, al tener memoria, es sensible a la belleza de los sonidos que la rodean y, por lo tanto, adquiere una composición molecular que genera bienestar y armonía.
El diseñador chileno radicado en Nueva York Sebastián Errázuriz creó el envase de vidrio con forma de gota y una joya simulando un cisne. Mientras, Joakin Bello compuso una sinfonía especial llamada Ice Swan.
Desde el rock hasta ofertas del gigante chino
Rock. Fanático de Rogers Waters, cuando supo que venía Benítez le ofreció su agua. El ex Pink Floyd dijo ok y le dejó 120 botellas. Se las tomaron todas.
Marca. Benítez buscó miles de nombres. Un día conoció la leyenda de la Patagonia sobre los cisnes que eran espíritus alados: Así nació Ice Swan.
Oferta . Hace poco llegó un distribuidor chino y les pidió 10 millones de botellas. Rechazaron la oferta ya que era el doble de la capacidad de la planta.
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