miércoles, 14 de octubre de 2009

Antofagastinos tienen alto riesgo de cáncer de pulmón

Si usted nació en la Región de Antofagasta y tiene entre 36 y 50 años, por ningún motivo debe fumar, debe alejarse de los ambientes con tabaco, evitar todo tipo de cancerígenos, consumir antioxidantes y controlarse ante cualquier sospecha de enfermedad pulmonar.

Ello porque entre esos años la población de esa zona del país estuvo expuesta a altos niveles de arsénico en el agua, un elemento químico que se ha asociado al desarrollo de cáncer de pulmón, vejiga y piel, estos dos últimos de menor frecuencia general.

"La población general de Antofagasta tiene tasas de cáncer de pulmón 400% más altas que las del resto de Chile. Pero en el grupo que nació entre los años 1958 y 1972, la tasa es 800% más alta", explica la doctora Catterina Ferreccio, investigadora de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica, quien lleva casi 20 años indagando los efectos del arsénico en el Norte Grande.

El riesgo aumentado en el grupo de 36 a 50 años obedece a que su exposición al metal se produjo mientras estaban en gestación, el período de la vida humana de mayor vulnerabilidad. Hoy esa etapa es el foco de un nuevo paradigma de investigación científica, orientado a buscar el origen temprano de las patologías que están sobrecargando los sistemas de salud.

Experimento natural

En los años 50, el crecimiento de la actividad minera en la región de Antofagasta demandó un uso intensivo del agua, proveniente entonces del río Silala, lo que obligó a buscar fuentes nuevas para abastecer a la población. Comenzaron a utilizarse para ello las aguas del río Toconce que, dada la conformación rocosa de esa zona de la cordillera, tiene naturalmente una concentración de arsénico de más de 800 microgramos por litro. La recomendación máxima de la OMS hoy es de 10 microgramos.

El peak de arsénico se presentó entre los años 58 y 72 para toda la región, pero especialmente para Antofagasta y Mejillones; en Calama y Taltal la exposición fue menor. Posteriormente se instalaron filtros que permitieron reducir la presencia del metal en el agua, hasta llegar a la recomendación internacional en el 2004.

"Es como un experimento natural: la gente estuvo expuesta a niveles conocidos de arsénico por un tiempo determinado, lo que permite investigar con bastante exactitud los efectos de largo plazo en distintas edades", agrega la doctora Ferreccio.

Definitivamente quienes fueron expuestos in utero se llevan la peor parte. Sufren más cáncer de pulmón, vejiga y piel, y a menor edad. Además presentan mayores niveles de enfermedad pulmonar obstructiva crónica y de bronquiectasia, una patología que adelgaza las paredes de los bronquios y los dilata, haciéndoles perder su elasticidad y generando abscesos. "El riesgo promedio de morir por bronquiectasia es dos veces mayor entre los antofagastinos en general, pero cuatro veces mayor en aquellos que fueron expuestos in utero al arsénico", aclara la doctora Ferreccio.

La prevención para los grupos de riesgo parte por una medida básica: no fumar, ni activa ni pasivamente; quienes estuvieron expuestos a arsénico y fuman tienen 25 veces más riesgo de cáncer que quienes estuvieron expuestos pero no fuman. Además es necesario controlarse ante las molestias que puedan indicar problemas en los pulmones, la vejiga o la piel, para prevenir tempranamente. Eso junto con llevar una vida saludable, con alimentación sana rica en frutas y verduras y práctica de ejercicio.

Pero también es preciso tomar medidas más profundas a nivel de la autoridad. El origen temprano de las enfermedades es un tema nuevo que está cambiando la mirada sobre la prevención, afirma la doctora Ferreccio: "Las normas que establecen límites máximos a los contaminantes ambientales buscan garantizar la seguridad a la población general, pero no han considerado si son adecuadas para los sujetos en gestación. La susceptibilidad y plasticidad del feto es tal, que lo que es seguro para el adulto puede no serlo para la mujer embarazada y los niños pequeños, por lo que tendríamos que revisar las normas a la luz de los nuevos estudios".

En Estados Unidos se está estudiando reducir la concentración de arsénico en el agua a un máximo de 3 microgramos por litro, menos de un tercio de la recomendación de la OMS.

"Ya se controló la exposición al arsénico en el agua potable; ahora hay que abordar la exposición ocupacional, considerando el crecimiento que ha tenido la actividad minera".

Fuente: "El Mercurio"

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