La imagen del canastero que sube y baja de las micros comienza a desaparecer de nuestro mapa visual. Es que la avellana hace rato dejó de ser negocio para los comerciantes ambulantes, muchos de los cuales han explotando este nicho durante décadas. Su tremendo potencial nutricional es aprovechado para fabricar mantequillas, filtro solar, jabón u otros industrializados.
A la luz de estos antecedentes la Universidad de La Frontera en conjunto con la Universidad Católica de Temuco se unen e inician un proyecto que duró dos años y que contó con un financiamiento de 400 millones de pesos. La idea básica consistió en desarrollar productos orgánicos y funcionales sobre la base de la avellana.
¿Cómo?, mediante un sistema experimental de recolección y procesamiento, además de la elaboración de una estrategia de comercialización para la creación de un mercado consumidor.
Gracias a este proyecto se probaron sistemas de recolección de la avellana, que sean posibles de certificar orgánicamente. También se diseñaron condiciones de almacenamiento basados en el control de humedad y temperatura. Si bien el proyecto contempló un sinnúmero de otros aspectos, llama la atención el trabajo que se desarrolló en el ámbito de la industrialización.
Lo que hicieron fue transformar la avellana en mantequilla y esta parte estuvo a cargo de Mario Villarrel, de la Universidad de La Frontera. "Esta es la característica principal del proyecto, ya que el mercado nacional sólo cuenta con avellana limpia como materia prima, no así como un producto orgánico y funcional listo, en este caso, la mantequilla de avellana". Cabe recordar que en Chile no existen normas adecuadas de certificación orgánica, pero con la inserción de la Unión Europea las expectativas se abren.
Fuente: "Aguamarket"
A la luz de estos antecedentes la Universidad de La Frontera en conjunto con la Universidad Católica de Temuco se unen e inician un proyecto que duró dos años y que contó con un financiamiento de 400 millones de pesos. La idea básica consistió en desarrollar productos orgánicos y funcionales sobre la base de la avellana.
¿Cómo?, mediante un sistema experimental de recolección y procesamiento, además de la elaboración de una estrategia de comercialización para la creación de un mercado consumidor.
Gracias a este proyecto se probaron sistemas de recolección de la avellana, que sean posibles de certificar orgánicamente. También se diseñaron condiciones de almacenamiento basados en el control de humedad y temperatura. Si bien el proyecto contempló un sinnúmero de otros aspectos, llama la atención el trabajo que se desarrolló en el ámbito de la industrialización.
Lo que hicieron fue transformar la avellana en mantequilla y esta parte estuvo a cargo de Mario Villarrel, de la Universidad de La Frontera. "Esta es la característica principal del proyecto, ya que el mercado nacional sólo cuenta con avellana limpia como materia prima, no así como un producto orgánico y funcional listo, en este caso, la mantequilla de avellana". Cabe recordar que en Chile no existen normas adecuadas de certificación orgánica, pero con la inserción de la Unión Europea las expectativas se abren.
Fuente: "Aguamarket"
No hay comentarios:
Publicar un comentario