jueves, 23 de mayo de 2013
"El futuro de Chile flota sobre agua salada"
Chile es un país tan esencialmente marítimo..., que si yo fuera legislador, dirigiría toda mi atención y todo mi interés hacia el mar", escribió María Graham a principios del siglo XIX. Esta frase, con casi dos siglos, hoy tiene total y plena vigencia, y debería ser la idea fuerza que motivara permanentemente nuestro accionar como nación.
Debemos considerar que somos el quinto país del mundo en extensión costera y el primero en Sudamérica, con 78.583 kilómetros lineales de costa continental, insular, de fiordos y canales, y solo nos superan Canadá, Estados Unidos, Rusia e Indonesia. No podemos perder esa ventaja comparativa fundamental, sobre todo cuando desde finales del siglo XX el océano Pacífico cobró una importancia estratégica sin precedentes, transformándolo en el "océano del futuro", que se abre lleno de oportunidades y de posibilidades de desarrollo, para quien tenga la voluntad y la capacidad de ocuparlo; en esa línea debe estar Chile y su marina, y esta posición de privilegio frente al Pacífico debemos saber aprovecharla.
Consideremos que en este último decenio el comercio exterior -vía marítima- aumentó en un 72%, representando el 51% de nuestro PGB.
La actividad marítima relacionada con pesca y la acuicultura crecen sostenidamente; las concesiones marítimas destinadas a la acuicultura aumentaron en un 81% y la cosecha de centros de cultivo creció en un 157%.
Con este nivel de desarrollo, debiéramos ser una potencia alimentaria en productos del mar.
Por otro lado, el mar es una fuente inagotable para la industria turística, que nos exige potenciar y elevar los estándares del turismo costero. Debemos lograr que todos los puertos de Chile sean efectivamente puntos de recalada de los cruceros transoceánicos.
En materia de investigación, debemos continuar con los estudios para determinar la real dimensión de los recursos minerales y energéticos que pueden existir en el suelo y subsuelo marino. Debe continuar el decidido apoyo estatal al desarrollo de la denominada industria de ribera, indispensable para el sostenimiento de las actividades relacionadas con el mar. Las proyecciones de crecimiento de nuestros intereses marítimos para el 2020 alcanzarían el 351%.
Como Armada, sostenemos que la influencia del mar en el desarrollo del país es un hecho reconocido, pero aún falta por tomar en serio realmente la frase "Chile, país marítimo".
Cuando, como Estado, hemos reconocido la importancia del mar como motor de nuestro desarrollo y obrado en consecuencia, este se nos ha abierto como una oportunidad real, beneficiando al país entero. Por el contrario, cuando en el proyecto país excluimos al mar, ya sea consciente o inconscientemente, limitamos nuestras posibilidades. No sigamos dándole la espalda al mar, ya es hora de darle la cara y abrazarlo. El futuro de Chile flota sobre agua salada.
Finalmente, mi llamado a nuestros compatriotas es que, durante este Mes del Mar, reflexionemos sobre la importancia de nuestro océano Pacífico para el presente y futuro de nuestra nación y de las próximas generaciones de chilenos.
Fuente: http://www.edicionesespeciales.elmercurio.com/destacadas/detalle/index.asp?idnoticia=201305211277425&idcuerpo=130
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