Esta es una realidad creciente. Sin ir más lejos, la zona norte se ha posicionado en el cuarto lugar a nivel mundial en el exclusivo grupo de cultivadores de abalón sin tener esta especie en forma nativa en las costas nortinas.
Durante siglos, la acuicultura ha sido una actividad productora de alimentos para el consumo humano de gran importancia para la subsistencia de comunidades, así como también un producto de alto valor comercial, nutritivo y funcional, favoreciendo la conservación de los recursos naturales, el aprovechamiento de aguas continentales y marinas cerca de centros poblados y, sobre todo, dando uso a suelos no aptos para la agricultura.
Así, esta actividad posibilita un buen uso de la superficie, obteniendo un mejor aprovechamiento del volumen de agua. Esto último ha hecho que para el desarrollo de la acuicultura sea fundamental el uso de contenedores, que van desde estanques en tierra de varias hectáreas de superficie de espejo de agua, hasta estanques de fibra de vidrio de distintas dimensiones, empleados en cultivos en ambiente controlado.
Juan Enrique Illanes, doctor en Acuicultura y académico del Departamento de Acuicultura de la Universidad Católica del Norte (UCN), explica que, dependiendo de la etapa de desarrollo de la acuicultura, el uso de estanques cumple distintos objetivos, pudiendo transformar una acuicultura extensiva -es decir, de baja densidad de especies en cultivo- en una de tipo intensivo.
Dependiendo de los volúmenes, materiales y diseños de los estanques -señala- se puede aumentar significativamente la producción en espacios reducidos.
"Siempre se va a requerir el uso de estanques en alguna etapa de desarrollo del cultivo de una especie hidrobiológica, ya sea para producir los juveniles o primeros estados de desarrollo, engorda, acumulación de agua y tratamientos, hasta el almacenaje previo o después de su cosecha", afirma.
Los contenedores -manifiesta el experto- son específicos para las especies en cultivo y para las distintas etapas del desarrollo de las mismas. Por ello, la fabricación de éstos es muy diversa en cuanto al uso de materiales, colores, formas y diseños, de acuerdo con los requerimientos de las especies, simulando sus condiciones naturales y manteniendo o enriqueciendo la calidad del agua en forma idónea para optimizar su producción.
Dependiendo de la complejidad del cultivo a realizar -en lugares apartados de centros urbanos por lo general- y pensando en la escasez de mano de obra calificada y disponible, el académico de la UCN cuenta que se ha automatizado el funcionamiento y control de los estanques, incluyendo ventajas como la regulación de fotoperiodos, adición de alimentos, ser auto-limpiantes y control de variables físico-químicas, entre otras.
Illanes cuenta que la acuicultura en estanques es una realidad creciente en la zona norte. Dice que se ha posicionado en el cuarto lugar a nivel mundial en el exclusivo grupo de cultivadores de abalón sin tener esta especie en forma nativa en las costas nortinas. Este cultivo requiere de estanques tipo "raceways", en donde se llevan a cabo las labores de cultivo en tierra.
"Aun cuando se ha avanzado en el cultivo de esta especie en sistemas suspendidos en mar, con muy buenos resultados, las ventajas del cultivo en estanques y la escasez de lugares óptimos en el mar (bahías protegidas) hacen que el desarrollo del cultivo de moluscos, peces o algas en estanques sea una alternativa aconsejable y una realidad cercana en toda la zona norte del país", enfatiza.
Inversión con futuro
Juan Enrique Illanes, de la UCN, señala que, si bien la implementación de estos estanques requiere de una fuerte inversión inicial si se compara con los cultivos en ambientes marinos o en aguas continentales, el cultivo en tierra presenta una serie de ventajas que justifican dicha inversión. "Por ejemplo, el cuidado del medio ambiente, al controlar los residuos sólidos y líquidos de su descarga; la estabilidad de las condiciones y parámetros del agua de cultivo y la muy baja influencia de las condiciones medioambientales (derrames de productos contaminantes, marejadas, baja de oxígeno, catástrofes, etc.); el control del crecimiento, detección de anomalías y un mayor control del robo. El manejo de los mismos estanques, que incluye alimentar, medicar, desdoblar, almacenar, retiro de mortalidades, es mucho más fácil en contenedores que en mar abierto", destaca.
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