Sigue escalando la polémica por los altos niveles de arsénico que se detectaron en las aguas de Lampa y de nueve localidades del norte del país. Mientras las autoridades insisten en que “no hay riesgos para la salud humana”, especialistas desmienten sus dichos, y autoridades locales realizan mediciones independientes en medio de un clima de desconfianza hacia los organismos sanitarios.
Un fuerte rechazo produjeron las palabras del ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien aseguró que exposición de ciudadanos de Lampa a agua con arsénico “ha sido breve” y añadió que los signos de toxicidad crónicos aparecen cuando exposición al metaloide es muy prolongada.
A esto le siguieron los dichos del ex subsecretario del MOP y ex superintendente de Servicios Sanitarios, Juan Eduardo Saldivia, quien sostuvo que esta situación “no reviste peligro” ya que los índices actuales estarían dentro de la norma.
Cabe señalar, que la norma chilena establece un máximo de 0,01 milímetros por litro, lo que es mucho más permisivo que los 0,001 que se pide en los países miembros de la OCDE. En Lampa se detectaron 0,04 milígramos del elemento, así como en otras nueve localidades del norte como Arica, Iquique y Alto Hospicio.
En este contexto, el encargado de la comisión de Medio Ambiente del Colegio Médico de Chile, el doctor Andrei Tchernichi, refutó los argumentos de las autoridades.
Por eso, el médico y especialista de nuestra universidad señaló que “yo afirmo lo contrario, constituyen un riesgo, para algo hay normas y para algo se aceptó una norma internacional que es de 0,01 de arsénico, porque se sabe que por encima de eso hay riesgo para la salud, de distintas enfermedades, como cáncer en el largo plazo, enfermedades cardiovasculares, mortalidad por infarto, en aquellos que nacen consumiendo esta agua va a aumentar la mortalidad por bronquiectasia, van a haber más malformaciones fetales y más abortos”.
El toxicólogo de la casa de estudios añadió que los efectos del arsénico se acumulan en los organismos y que, además, para los abortos y malformaciones fetales basta que haya un par de meses de exposición para que los daños se produzcan.
En este sentido, los habitantes de las localidades afectadas están sumamente inquietos, por lo que las autoridades locales han decidido comenzar sus propias investigaciones.
En esa línea, la alcaldesa de Lampa, la RN, Graciela Ortúzar, indicó que “recibimos las informaciones de las autoridades sanitarias y transmitimos a la comunidad. Sin embargo, dado que esta situación ha generado mucha alarma en los vecinos y vecinas de Valle Grande, nosotros seguimos trabajando con la Seremi de Salud, con el Colegio Médico de Chile para a través de un comité de expertos, académicos y de científicos, también nosotros hacer nuestro propio estudio y poder contrastar con los parámetros que están entregando las autoridades, como la superintendencia y la propia sanitaria”.
A toda esta polémica se suma la preocupación sobre el consumo de aguas embotelladas, las que serían una alternativa a la contaminación del agua potable. Sin embargo, según advirtió el doctor Tchernichin, la norma para estas aguas superaría incluso en cinco veces la norma.
Y si bien el ministro Mañalich sostuvo que debido a la procedencia, las “normas de agua potable y minerales no son comparables”, el especialista, junto a senador PPD, Guido Girardi solicitaron que se realice una modificación de los límites, pero, por sobre todo, que se informe los contenidos de éste y otros metales en su etiquetado.
Fuente:http://radio.uchile.cl/noticias/200553/
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