De acuerdo con lo informado por La Tercera este fin de semana, el artículo publicado en abril pasado por The New York Times puso en el tapete el uso de antibióticos en la industria salmonicultora chilena. Los productores nacionales de salmón reaccionaron rechazando la nota, la que criticaba el uso excesivo de estos fármacos para el tratamiento del virus ISA. Ante la polémica, la defensa de los actores de la industria -cuyas exportaciones el 2007 llegaron a US$ 2.241,7 millones- no tardó. "En Chile está prohibido el uso de hormonas y el uso de antibióticos está sumamente regulado", fue la respuesta de César Barros, presidente de la Asociación de la Industria del Salmón de Chile A.G. (SalmonChile).
Respecto a lo anterior, y pese a que las normas chilenas son tan restrictivas como las de la Unión Europea, aunque menos que las de Estados Unidos, tanto la industria como la autoridad sanitaria, coinciden en que aún hay camino por recorrer. "Hay consenso en que es necesario promover la disminución gradual del uso de antibióticos, y para ello es necesario reforzar el establecimiento de medidas de bioseguridad, las buenas prácticas sanitarias y el uso de vacunas efectivas, tendientes al mejoramiento de la condición sanitaria de los peces de cultivo", explicó el director de Sernapesca, Félix Inostroza.
La visión es compartida por Víctor Hugo Puchi, presidente del directorio de Empresas AquaChile, quien manifestó que los consumidores de los mercados de destino son cada vez más sensibles a la inocuidad alimentaria, y antes estas nuevas exigencias, admite que "debemos imponernos la obligación de emprender una estrategia para cambiar nuestros procesos productivos y reducir sistemáticamente la aplicación de antibióticos.
Para lograr ese objetivo, sostiene el empresario, el sector requiere un desarrollo más dinámico de vacunas para la Piscirickettsiosis de origen bacteriano (SRS), que no existe en Noruega y que es la principal causa de muerte de salmones. "Afortunadamente hoy existen cuatro vacunas con resultado bajo evaluación y nos hacen mirar con optimismo el desarrollo del proceso", explica Puchi, quien cree que el estudio iniciado por el Gobierno sobre distribución de concesiones y revisión de prácticas de manejo debiera permitir a la industria "manejarse con menos exposición a enfermedades y enfrentarla de forma más eficaz, reduciendo la dependencia del uso de fármacos".
La salmonicultura local utiliza un sistema productivo "altamente intensivo", manifiesta Inostroza, y esto determina que los peces están bajo un nivel de estrés que los predispone a la aparición de enfermedades, "lo que puede hacer necesario un mayor uso de antibióticos".
La norma chilena.
En una comparación con el exterior, la norma chilena -establecida en el Reglamento Sanitario de los Alimentos del Ministerio de Salud-, que establece los límites máximos residuales de uso de antibióticos en productos acuícolas, resulta menos restrictiva que la de Estados Unidos. En dicho país no se permite el uso de cinco fármacos permitidos en Chile, agregó la noticia de La Tercera
"Que un país registre más o menos productos dependerá de su status sanitario. En Chile, la presencia de SRS explica el uso de antibióticos como el ácido oxolínico y la flumequina, de demostrada eficacia en el tratamiento", afirma Inostroza.
En Chile los antibióticos se pueden utilizar en cualquier etapa del proceso productivo del salmón. Estos deben estar autorizados ante el SAG, contar con la prescripción médico-veterinaria y cumplir con los períodos de carencia para garantizar la inocuidad alimentaria del producto. Esta última labor está a cargo del Sernapesca, a través de la fiscalización y el Programa de Control de Residuos en precosecha y producto final.
Fuente: "http://www.aqua.cl"
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