lunes, 27 de mayo de 2013
Los buques de la Armada rusa vuelven a navegar por aguas del Mediterráneo
Gracias a estratégicos puertos en Siria y Chipre, el Kremlin sale al paso de una debilitada Sexta Flota estadounidense.
ALBERTO ROJAS MOSCOSO
La imagen parecía sacada de los tiempos de la Guerra Fría, pero ocurrió hace apenas una semana: cinco buques de la Armada rusa cruzando el Canal de Suez rumbo al puerto chipriota de Limasol. Era la primera vez en 21 años que navíos de guerra del Kremlin regresaban a las aguas del Mediterráneo.
Pero no se trata de un hecho aislado. Por el contrario, es el primer paso de Rusia para volver a tener una presencia naval permanente en esta zona.
Así lo confirmó a la agencia RIA Novosti el almirante Viktor Chirkov, comandante de la Armada de Rusia: "Estamos planeando desplegar cinco o seis buques (de guerra y de apoyo) en el Mediterráneo a partir de este año. Van a rotar desde nuestras flotas en el Mar Negro, el Báltico, el Mar del Norte y en algunos casos desde el Pacífico. Dependiendo de la complejidad de las misiones, el número de buques podría aumentar".
La mayoría de los 20 oficiales que estarán a cargo de esta nueva fuerza naval en el Mediterráneo provienen de la flota del Mar Negro, agregó Chirkov.
Puertos clave
Entre 1967 y 1992 la Unión Soviética/Rusia mantuvo una fuerte presencia en el Mediterráneo a través de su Quinta Flota, que llegó a tener entre 30 y 50 buques. Y que buscaba ser un contrapeso a la Sexta Flota de Estados Unidos.
El regreso de Rusia al Mediterráneo no es una decisión sorpresiva. Durante años la Sexta Flota de EE.UU. tuvo una presencia fuerte en la zona, a través de cuatro submarinos y al menos un portaaviones. Pero las guerras de Afganistán e Irak, así como la amenaza nuclear de Irán y los recortes presupuestarios, la han reducido. Lo que beneficiaría el despliegue ruso.
A pesar de ello, algunos analistas consideran que a Rusia le tomará algún tiempo recuperar su influencia en la zona.
"No es un desafío naval serio (para EE.UU.). Yo diría que es más bien una cuestión de orgullo para ellos. Una presencia (en el Mediterráneo) que ayuda a restaurar el prestigio de Rusia, que ha sido bastante golpeado desde la Guerra Fría", dice a "El Mercurio" James Holmes, profesor de estrategia en el Naval War College, en Newport.
"(Pero) los europeos parecen estar tomando esto más en serio, en gran parte debido a que la Sexta Flota de EE.UU., que durante mucho tiempo se responsabilizó por el Mediterráneo, ahora es apenas un bote. Los países de la Unión Europea son los que están esencialmente a cargo ahora", agrega.
En ese contexto, esta nueva presencia naval rusa tiene la ventaja estratégica de contar con puertos clave en la región desde los cuales operar.
El más importante es el puerto de Tartus, en Siria, que le permite una presencia permanente en el Mediterráneo Oriental. Y que explica el fuerte apoyo diplomático y militar de Rusia al régimen del Presidente Bashar al Assad, en el contexto de la guerra civil que está destruyendo al país.
Si los rebeldes sirios -que llevan poco más de dos años intentando derrocar a Al Assad- tienen éxito, Rusia podría perder su base en Tartus.
Chipre
Por eso, el Kremlin también tiene la mirada puesta en los puertos de Chipre, con quien ha construido una relación basada en profundos y crecientes lazos económicos. Se calcula que los capitales rusos en la isla ascienden a unos US$ 31.000 millones y que, por lo tanto, este país juega un rol clave en la recuperación de la crisis económica por la cual atraviesa Chipre.
Además, desde que a fines de 2011 se confirmó el descubrimiento de unos 200.000 millones de metros cúbicos de gas en la plataforma continental de la isla -valorados en unos US$ 103.000 millones-, Rusia ha estado interesado en aumentar su presencia en la zona.
Sin embargo, no hay que olvidar que la isla está dividida en dos: más de la mitad de la población vive en el sur, que es grecochipriota, mientras que casi un tercio se ubica en el norte, en un territorio bajo control de Turquía desde 1974. Y eso complicaría la explotación del gas.
El regreso de Rusia al Mediterráneo no ha pasado inadvertido. Por eso, es factible que muy pronto los principales actores en esta región inicien un ajedrez naval que vaya configurando el nuevo equilibrio de fuerzas para este siglo.
Fuente: http://diario.elmercurio.com/2013/05/26/internacional/_portada/noticias/6c360a1b-c6d3-4034-9a58-598a13fa20cd.htm
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