lunes, 27 de mayo de 2013

"El riego es clave ante el cambio climático"


Víctor Villalobos, director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, explica qué hacen para que la región aproveche el potencial que posee como proveedor de alimentos del planeta.  

PATRICIA VILDÓSOLA ERRÁZURIZ Buena parte de los vaivenes que vive el agro nacional en los últimos años se repiten en el resto de la región y del mundo. Así, la escasez hídrica que impacta a distintas zonas del país se ha venido dando también en zonas de Estados Unidos, de Argentina -hace un año- y de México.

La causa principal es el clima, que cada vez es más impredecible y cambiante. La situación genera incertidumbre productiva, aumenta los riesgos de plagas y enfermedades, y aumenta la posibilidad de que haya una mayor emigración desde el campo a la ciudad. Por ello en el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, IICA, trabajan para que los países de la región enfrenten en forma conjunta estos problemas, y así disminuyan el riesgo de ser economías agrícolas, y concreten el potencial que tienen como proveedores de alimentos.

"Hay una clara conciencia de los ministros de Agricultura de que el agro, tiene que asumir un creciente desafío y existe preocupación de si seremos capaces de cumplir con la demanda. Los países emergentes han vuelto los ojos a la agricultura... al principio se la veía como un reducto de la pobreza, hoy se está empezando a concebir como una actividad importante para el desarrollo. Por ello hay que transformarla desde una extractiva, poco eficiente, a una productiva, inclusiva, sustentable", recalca Víctor Villalobos, director general del IICA.

Sequía, identificar los temas

Para que la región pueda transformarse en proveedor de alimentos del resto del mundo, se requiere contar con una producción confiable y eficiente. Para ello el agua es crucial. Sin embargo, al ser cada vez más escasa, las producciones disminuyen.

"Es evidente que las sequías severas están afectando la oferta de granos. En 2012 la sequía en México afectó la producción de maíz, llevando a una caída en más de tres millones de toneladas. La dependencia del agua de lluvia seguirá siendo más impredecible, de ahí que tenemos que tocar el tema con mucha seriedad", sostiene Villalobos.

Por ello el agua será el tema de la próxima Junta Interamericana de Agricultura, en septiembre en Buenos Aires, que se reúne cada dos años y convoca a los ministros del rubro.

"Hay muchas instituciones, organizaciones, muchas toneladas de papel escritas sobre el agua y eso hace difícil identificar los elementos que sustenten una propuesta de temas para ser abordados. Por ello hemos venido trabajando los temas que no están claramente identificados", explica el dirigente.

Quieren salir de las generalidades que existen sobre el tema. "El riego es clave ante el cambio climático. Menos del 20% de la superficie agrícola del hemisferio está bajo sistemas de irrigación, la que aporta más del 80% de la producción.Tenemos que aumentar la productividad en la misma superficie y, sin duda, con menos agua. Estamos incidiendo en la tecnificación de los sistemas de riego, para lo cual hay una gran cantidad de alternativas. Algunas tradicionales y otras muy modernas, pero al final hay una oferta de tecnología del agua que permiten optimizar su uso y traducirlo en mayor producción", dice el experto.

Por ello se enfocan en las alternativas al alcance de los productores. "Es empezar a trabajar en forma más profunda temas como no usar el riego por tendido, el implementar canales revestidos. Es decir, en inversión que redundará en el uso más eficiente del recurso", plantea.

En este aspecto resultan claves las políticas públicas.

"Tiene mucho que ver con cómo los gobiernos han venido implementando los políticas para el acceso o el uso del recurso hídrico. En general no se sabe el peso real del agua que se utiliza en la agricultura y, en consecuencia, ha habido una falta de cultura en el uso racional del recurso. Cuando hay políticas que deciden controlar su uso, generalmente están vinculadas con el costo de la energía o con subsidios para el riego", comenta Villalobos.

Por ello, el objetivo del trabajo del IICA es aportar información a la toma de decisiones.

"Buscamos incidir en las políticas públicas para que se le dé un peso real al agua. En ese sentido, queremos cambiar y dejar en la mente de los políticos que toman las decisiones una nueva forma de medir la productividad agrícola. Hoy se mide en toneladas por hectárea. Pero queremos hacer una referencia al costo en volumen de agua necesario para producir una cantidad de alimento. Por ejemplo, para un kilo de maíz necesitamos mil litros de agua; para uno de carne, 1.600 litros; y para un litro de leche, más de dos mil litros de agua. Esas son cifras que no existen en la mente del productor ni del que está tomando las decisiones, y menos del consumidor. "Trabajamos en un documento técnico que considere estos elementos, incluyéndolos dentro de la creciente incertidumbre del acceso al agua", plantea.

Otra arma contra el cambio climático es apoyar a los países en el acceso al conocimiento científico y a la innovación tecnológica, "para ir preparando los materiales que permitirían mantener la productividad con recursos tolerantes o resistentes, al estrés hídrico y a las nuevas enfermedades. Para ello se están rescatando o exhibiendo la conservación de los recursos genéticos, a través de los centros internacionales como el del maíz y el trigo, en México; el del arroz, en Colombia; o el de la papa, en Lima".

hacia la seguridad

El cambio climático no solo ha significado que se desplazan, disminuyen -o aumentan, según la zona- las lluvias, sino también cambios en las temperaturas locales, lo que aumenta los riesgos de enfermedades y plagas.

"Al problema del clima hay que agregar la emergencia de nuevas plagas y enfermedades, o el aumento de la virulencia de las existentes. Están resurgiendo enfermedades en la ganadería que se suponen estaban controladas, también nuevas zoonosis, y eso es producto de la alteración climática; es decir, mutaciones o el cambio en la temperatura están impidiendo controlar las enfermedades. Estamos hablando de productores muy pequeños que pierden su capacidad productiva. Esto anticipa una emigración desde el campo a la ciudad, que ya está impactando a más de medio millón de productores. Por esto es clave aumentar el desarrollo de los seguros agropecuarios", comenta.

El tema adquiere aún más relevancia ante el creciente intercambio comercial que hay entre los países de la región, los cuales tienen realidades fito y zoosanitarias muy distintas. El riesgo de traspaso de plagas o enfermedades arriesga no son solo las producciones, sino también la posibilidad de desarrollo económico y el cierre de mercados. Por ello, en el IICA trabajan, en primera instancia, en la parte preventiva y preparando a los inspectores en el intercambio y en el transporte de productos agropecuarios entre países, para que se reconozcan medidas sanitarias preventivas y también evitar la entrada de potenciales plagas.

"Chile es un buen ejemplo, tiene las barreras y una cultura muy clara. Esto garantiza la sanidad y calidad de los productos agropecuarios. Esos son temas que se tienen que trabajar en políticas regionales, porque de nada sirve que un país invierta en el control si el vecino no lo hace. Por ello, estamos trabajando en fortalecer los foros regionales, para combatir los problemas fito y zoosanitarios con recursos de los países o internacionales", plantea.

El celular, una herramienta

Los avances en tecnología, innovación y prevención no son suficientes si no se cuenta con recursos humanos que puedan hacer un uso adecuado de ellos, plantea el experto. Por ello buscan crear sistemas de becas que permitan estudiar las nuevas ciencias.

"Es desde todos los ámbitos. Cambio climático y extensión a la pequeña agricultura, cómo apoyar al pequeño agricultor para que tome las medidas necesarias para adaptarse. Pero estamos conscientes de la necesidad de ir ofreciendo alternativas, no es solo a nivel de posgrado sino también a nivel de productor. Por ejemplo, en Costa Rica a través del celular se mandan mensajes de precios de productos agropecuarios, para ver cómo está el producto en el mercado, dónde están más baratos los insumos o los fertilizantes. El celular es un método muy barato y eficiente para hacer extensión agrícola. Hay que hacer uso de las tecnologías de la información. La gran inversión ya está hecha. Sólo tenemos que subirnos a esos procesos", comenta.

También apone énfasis en que se incorporen las nuevas herramientas, como la biotecnología.

"En los paquetes tecnológicos la biotecnología no puede estar fuera... hoy se ha privilegiado mucho el uso de OGM. El año 2012, 170 millones de ha. Hay tres ventajas: el beneficio económico para el productor; el ambiental; y un beneficio para el consumidor recibe productos más limpios y a un mismo precio. Somos muy respetuosos de la decisión que cada país tome respecto del uso de los OGM, pero buscamos que se acompañe con información sustentada en ciencia, conocimiento y experiencia.Hay mucha ignorancia, es un tema complejo, pero también hay opiniones que no tienen ningún fundamento y que están distorsionando la opinión pública con fines más allá de los técnicos o no sustentados en la realidad".

"...no se sabe el peso real del agua que se utiliza en la agricultura y en consecuencia ha habido una falta de cultura en el uso racional de ella."

El celular es un método muy barato y eficiente para hacer extensión agrícola. Hay que hacer uso de las tecnologías de la información. La gran inversión ya está hecha. Solo tenemos que subirnos a esos proceso.  Chile en este contextoEl experto reconoce que Chile tiene un reconocimiento a nivel hemisférico en dos aspectos. "Se trata de una agricultura pequeña, pero extremadamente eficiente producto de la incorporación del conocimiento y de un aparato muy importante en la comercialización... El productor chileno tiene una mentalidad agroempresarial y esa cultura la está demandando el resto de los países. Siempre ha sido un referente, pues aunque se reconoce que proporcionalmente es pequeña, es una agricultura modelo, con un producto más especializado, es un modelo envidiable, que otros países quisieran implantar para agregarle valor a sus productos".

Fuente: http://diario.elmercurio.com/2013/05/27/revista_del_campo/_portada/noticias/7e2a799b-ffe7-4c3e-8214-27bea11a3c62.htm

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