lunes, 28 de septiembre de 2009

La "fiebre del Agua" revive el sueño de colonizar el sistema solar

"La existencia de agua en forma de hielo en la Luna, ha sido una especie de santo grial de la exploración espacial", dijo Jim Green, director de la División de Ciencia Planetaria de la Nasa, a la luz del reciente hallazgo de la sonda india Chandrayaan-1.

La razón es que la existencia del recurso en cantidades importantes permitiría concretar los planes de EE.UU. y países como China, de instalar bases habitadas en el satélite terrestre después de 2020, las que servirán de punta de lanza para una nueva era de colonización y como laboratorios de prueba para travesías tripuladas a Marte y otros rincones del sistema solar.

El descubrimiento realizado por la nave india era la noticia que todos los científicos esperaban para dar nuevo impulso a la exploración humana. El hallazgo sustenta, además, una reciente visión del sistema solar como un lugar menos inhóspito, donde un elemento básico para la vida como el agua no se limita a la Tierra. En 2008, la Nasa halló hielo justo bajo su sonda Phoenix en Marte, mientras la luna Titán de Saturno muestra los mismos indicios y el satélite Europa de Júpiter registra evidencia de un océano bajo su helada corteza.

Desde el fin del programa Apollo en 1972, se asumió que la Luna era casi tan seca como un desierto y la posterior visita de más de una decena de sondas no cambió esa visión. Hasta esta semana, cuando la Nasa informó que un instrumento a bordo de la nave india encontró "pruebas inequívocas" de la existencia de moléculas de agua en la geografía lunar. De hecho, los datos de la nave sugieren que un metro cúbico de terreno lunar albergaría casi un litro de agua.

UNA LARGA BÚSQUEDA

La llegada de la misión Apollo 11 a la Luna, el 20 de julio de 1969, convirtió a los astronautas Neil Armstrong y "Buzz" Aldrin en protagonistas de la mayor aventura del hombre. Eran los primeros humanos que caminaban en el satélite y los rostros visibles del mayor triunfo de EE.UU. en la carrera espacial con la Unión Soviética (URSS).

Pero mientras los medios transmitían sin cesar las imágenes de la victoria estadounidense -Aldrin saludando a la bandera en la Luna y sus huellas en la superficie-, en los cuarteles de la agencia espacial Nasa los científicos se felicitaban por otro logro que pasó inadvertido en su momento, pero que tenía vital importancia.

Uno de los objetivos primordiales de Apollo 11 era ser la primera misión en traer a la Tierra muestras de suelo lunar. La tarea era tan esencial para la Nasa que, sólo tres días antes del despegue, la URSS lanzó su propia sonda no tripulada Luna 15. Era el último y desesperado intento por robarle a sus rivales el honor de recoger rocas lunares y llevarlas a Moscú, pero tras 52 órbitas, la nave se estrelló en la Luna un día después de la llegada de Armstrong y Aldrin.

¿Qué motivaba esta búsqueda de muestras lunares? No se trataba sólo de hallar minerales explotables, sino de encontrar rastros de un elemento básico para la vida y que podría impulsar aún más la exploración espacial tripulada: el agua. La existencia de hielo en las zonas profundas de los cráteres lunares fue propuesta por primera vez en 1961, por expertos del Instituto de Tecnología de California.

Los investigadores plantearon que debido a la posición de la Luna respecto del Sol, algunos cráteres en los polos del satélite permanecían bajo sombra constante: las temperaturas sumamente bajas impedirían que el hielo y sus partículas de agua se degradaran. Una teoría que se puso a prueba cuando los astronautas del Apollo 11 trajeron más de 22 kilos de material lunar.

Pero pese a que se hallaron pequeños rastros de agua en algunas rocas, los mismos expertos -quizás debido a lo limitado de los instrumentos de la época- calificaron los resultados como contaminación generada durante la manipulación en el laboratorio.

Fuente: "La Tercera"

No hay comentarios: