Respecto del cuestionamiento por no haber hecho Estudio de Impacto Ambiental (EIA), el abogado de la empresa, Dino Crusso, aseguró que si realmente se hubiera requerido, el evaluador habría rechazado la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) y habría exigido el EIA.
“Tenemos que respetar el Estado de Derecho, hay leyes, procedimientos, no podemos hacer algo distinto”, dijo el alcalde de Puyehue, José Luis Queipul, tras presidir la semana pasada una sesión del concejo municipal, en la que por más de tres horas se analizó el proyecto de Piscicultura Lago Rupanco, ubicado en la Provincia de Osorno, Región de Los Lagos.
A la pequeña sede social del sector La Chalupa llegaron el concejo municipal, vecinos y el titular del proyecto, Andrés Vargas Teuber, que construirá una piscicultura que en tres años llegaría a producir 700 toneladas de peces.
Jorge Rosas, presidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos del lago, preguntó “¿por qué somos los últimos en enterarnos? (…) Si hubiera un plan de desarrollo del borde del lago, no habría ocurrido esto, con todo respeto, creo que va a contaminar igual”, dijo.
El propio Queipul se enteró del proyecto solo este año y acusó a las anteriores autoridades municipales, de “negligencia”, al no pronunciarse cuando fueron requeridas apenas se ingresó el proyecto al Sistema de Evaluación Ambiental (SEA).
El edil defendió la “vocación turística” de su comuna y afirmó que “ojalá podamos algún día impedir que proyectos perniciosos o perjudiciales para el medio ambiente (…) se construyan, y potenciar empresas, emprendimientos, pero dentro de lo que corresponde a esta vocación”.
Apeló a la conciencia no solo legal de las empresas, “porque nuestra ley ambiental tiene demasiados vacíos”, sino también a la ética y a la moral, para que cumplan pensando en la protección del medio ambiente.
“Todo el sector costero del lago no va a ser intervenido, no va a tener impacto visual”, dijo Vargas, quien acompañado de un asesor ambiental y uno legal, aseguró que “el proyecto cumple toda la normativa ambiental”.
Destacaron, además, que en tierra se resuelve la mayor parte de los problemas ambientales del cultivo de peces en el agua.
Respecto del cuestionamiento por no haber hecho Estudio de Impacto Ambiental (EIA), el abogado de la empresa, Dino Crusso, aseguró que si realmente se hubiera requerido, el evaluador habría rechazado la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) y habría exigido el EIA.
Pero no tranquilizaron la inquietud de Verónica Konow, quien planteó el tema de los residuos químicos que pueden entrar al agua, a pesar del tratamiento que se le pudiera dar antes de devolverla al lago.
“Hemos sido muy afectados con la piscicultura que está acá. Llevo 50 años viviendo ahí y el cambio en el lago ha sido dramático, impactante”, dijo Konow.
Alejandro Astete, vecino, veterinario, comentó que es un proyecto “muy ambicioso, muy pionero, muy moderno (…) Ese lodo tiene fin aprovechable (…) para la producción animal”.
Rafael Osorio, de Puerto Chalupa, aseguró que “este proyecto da nuevo impulso a la comuna (…) Va a aportar. Los lodos que se sacan de este proceso, se pueden usar también en la agricultura. Somos muchos pequeños propietarios alrededor de la piscicultura”.
Daniel Ostaf, presidente del centro para la protección ambiental del lago Rupanco, tuvo una postura más crítica respecto de este tipo de proyectos. “En los últimos 25 años, este lago fue arruinado. Estamos perdiendo una oportunidad (…) Vienen estas empresas y han hecho bastante daño. La parte legalista no basta”, aseveró.
El alcalde espera que el llamado que hizo a las autoridades ambientales de la región surta efecto y que se reevalúe, “pero no los podemos presionar, porque en la práctica cumplió todas las etapas legales”; aunque, dijo que “sería fantástico, sería muy bueno”.
“Se ha hecho en otros lugares. Hablaría muy bien de esos empresarios, que ellos pudieran acogerse voluntariamente a una Evaluación de Impacto Ambiental, que son exigencias muy superiores”, añadió.
“No lo hemos considerado”, respondió Vargas, escueto.
El titular del proyecto aseguró que aún no tienen definido quién será el destinatario de su producción, que en tres años espera llegar a su capacidad máxima, con 700 toneladas. “Estamos en conversaciones con varias empresas, pero no lo hemos resuelto aún”, aseguró.
El alcalde Queipul, en tanto, planteó: “Yo, personalmente, no quisiera más pisciculturas. En Chile ya se logró que se prohíba la instalación de pisciculturas en los lagos. Las que están y nada más, pero ahora nos estamos encontrando con una innvovación, se están construyendo piscinas, cultivo de peces a la orilla del lago, cerquita del lago… parece como un truco, como un resquicio”.
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