jueves, 10 de julio de 2008

Biocombustibles podrían cubrir 16% de gasto energético de Chile en un año

Los residuos de la industria forestal y la silvicultura, estimados en más de 17 millones de toneladas al año, son el principal potencial aprovechable en el país. Se trata de biocombustibles de segunda generación que, a diferencia de los obtenidos del trigo o el arroz, no tienen un alto impacto en la agricultura.


Un informe confidencial del Banco Mundial filtrado al diario The Guardian la semana pasada fue lapidario: los biocombustibles han sido responsables del alza del 75% del precio de los alimentos en el planeta. Esta es la razón por la cual Europa y otros países como Chile apuesten a producir biodiésel o bioetanol a partir de los residuos forestales o agrícolas y no de raps o maíz, como tradicionalmente se obtienen los biocombustibles.


Y esa es la apuesta país anunciada por Michelle Bachellet el 21 mayo. De hecho, se invertirán más de 6 millones de dólares -a través de un fondo concursable de InnovaChile- en el consorcio público-privado que investigue, desarrolle y comercialice biocombustibles de segunda generación. Las propuestas evaluadas que esperan respuesta en septiembre son dos: Bioenercel (Forestal Arauco, U. Concepción y Masisa, entre otros) y ForEnergy (Enap, U. de Chile y Consorcio Maderero, entre otros).


RESIDUOS FORESTALES Los biocombustibles de segunda generación se obtienen de materias lignocelulósicas, es decir, residuos agrícolas del maíz, trigo y otros, pastos, hierbas y madera. Y es en esta última donde los expertos ven el potencial en Chile. "Somos un país forestal y por lo tanto los residuos de la industria forestal y de la silvicultura (podas, raleos) pueden ser utilizados para la generación de biocombustibles", asegura Horacio Bown, académico de la U. de Chile y miembro del proyecto de ForEnergy.


El consorcio tiene proyectado producir un millón de toneladas de biomasa anual obtenidos de desechos forestales. Es decir, alrededor de 200 toneladas de biodiésel al año. Charles Kimber, gerente de asuntos corporativos de Arauco, señala que se pueden obtener 400 litros de bioetanol a partir de una tonelada de pino radiata o eucaliptos. Especies de rápido crecimiento en Chile.


Se estima que el potencial de biomasa de las plantaciones forestales (pino y eucaliptos) es de más de 2 millones de toneladas anuales, dice José Rafael Campino, vicepresidente de Corma y Forestal Sur. Esto equivale a generar 1,8 millones de MWh de electricidad al año. Si suma el bosque nativo no protegido y disponible para manejo, dice el experto, se agregan 15 millones de m3 al año y generar cinco millones de MWh de electricidad anual.


ENERGÍA Y BIOMASA El año pasado Chile consumió alrededor de 42 millones de MWh de electricidad al año, en el Sistema Interconectado Central (que cubre de Taltal a Chiloé y que abastece al 93% de la población del país). Si se utilizara todo el potencial actualmente disponible para producir biocombustibles de segunda generación se podría cubrir hasta el 16% del gasto energético en un año.


Otro estudio de la Fundación de Innovación Agraria, que analizó el potencial del bosque nativo manejado de acuerdo con los planes de la ley, se sumarían 134 mil hectáreas anuales y producir un millón de metros cúbicos de biodiésel por año, dice Rodrigo Vega, director ejecutivo de FIA: "Calculamos que eso podría cubrir el 20% de la demanda estimada de biocombustibles para el 2014".


OTRAS FUENTES ALTERNATIVAS No sólo los desechos de la industria forestal pueden ser una fuente de energía alternativa. El almidón de la papa, los excrementos de animales, la grasa animal e incluso las microalgas, son algunas opciones que se estudian en el país para utilizarlos en la obtención de biocombustibles.


En el caso de la papa, se considera que su impacto es menor en la agricultura que el que tienen el trigo o el arroz. Según explica Ernesto Zulezu, director de la Dirección de Investigación y Desarrollo de la U. Austral, se obtiene bioetanol a partir del almidón de la papa, alimento que presenta una sobreproducción en el sur del país. Otra opción que se estudia es el uso de los purines o excrementos de animales. La U. Austral posee proyectos en plantas lecheras de la X Región y Agrosuper, por su parte, aplica la técnica en Cachapoal. En este último caso los desechos son tratados con bacterias para obtener biocombustibles. En el norte del país, en tanto, la U. Arturo Prat estudia producir biodiésel con microalgas, y en el extremo sur, la U. de Magallanes realiza un estudio para elaborar biodiésel a partir de grasa animal.



Fuente: "La Tercera"

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